Después de organizar todo el material fotográfico con esta nota comienzo a contar las experiencias vividas durante el verano del 2012 cuando hicimos la Vía de la Plata en bicicleta.
En ese momento este sitio web no existía y las crónicas las publiqué en mi blog personal; no pienso hacer un copy & paste de aquello, lo que voy a publicar aquí será 100% original y para no repetir contenidos dejaré enlaces a las crónicas cuando sea necesario. Además, podréis escuchar las 38 notas de voz que grabé en su momento: Notas de voz en la Vía de la Plata.

Llegamos a Sevilla, nos bajamos del tren y pedaleamos hasta el Convento de Santa Rosalía, teníamos una reserva en la hospedería que gestionan las monjas.
El Convento de Santa Rosalía es el sitio perfecto para quienes buscan silencio y tranquilidad, las habitaciones son muy espartanas pero están muy bien montadas, con calidad, nada de IKEA.
Salimos a cenar por el barrio disfrutando del buen tapeo sevillano y después de andar un rato nos fuimos a dormir. Éramos los únicos huéspedes y a pesar de estar en un barrio bastante céntrico en el convento el silencio era total, las paredes centenarias nos resguardaban del ruido exterior.
Bien temprano por la mañana, nos vestimos “de bici” y salimos de la habitación para tomar el desayuno.
Salimos de Sevilla
Después de saludar a las monjas nos montamos en las bicicletas y fuimos pedaleando hasta la Catedral de Sevilla. Entramos, hicimos unas fotos y giramos la calle para ir a una entrada lateral para sellar la Credencial del Peregrino. Estaba cerrado, durante un momento pensamos en comenzar el viaje sin sellar nada pero algo nos mantuvo allí delante, unos minutos después apareció un hombre en una de las ventanas.
Le comuniqué mi intención de sellar las credenciales y nos dijo que estaba cerrado, que volviéramos unas horas después o al día siguiente. De buen modo le dije que nuestra idea era comenzar la Vía de la Plata esa misma mañana y después de unos segundos nos dijo, “Esperad un momento, ya os atiendo!”.
El hombre salió a nuestro encuentro, nos pidió las credenciales y volvió a entrar, unos minutos después teníamos las credenciales selladas, le agradecimos mucho y nos dijo: “Por favor, cuando lleguéis a Santiago pedid por mi y mi familia”. A nosotros… ¡que somos muy herejes! :O
Agradecimos el gesto otra vez, saludamos y nos montamos en las bicicletas. La Vía de la Plata en bicicleta había comenzado.
Callejeamos siguiendo los carteles del Camino de Santiago y salimos de la ciudad tomando la Avenida Expo 92.
Después de cruzar el Río Guadalquivir giramos a la derecha por la costa camino de Camas y Santiponce.
Siguiendo un camino de tierra nos encontramos en mitad de una zona de riego con un barro que nos obliga a parar durante unos minutos para liberar las bicicletas y poder seguir pedaleando.
Visita al Conjunto Arqueológico de Itálica en Santiponce
Un rato después, con las bicicletas “bautizadas”, llegamos a Santiponce. Sellamos la credencial en una iglesia y justo antes de salir del pueblo hicimos una parada en el Conjunto Arqueológico de Itálica, después de recorrerlo y hacer unas fotos nos montamos en las bicis y seguimos viaje hacia Guillena.
En este punto es donde -para mi- comienza la Vía de la Plata, el recorrido deja completamente la ciudad y se mete en mitad del campo. Las sensaciones de estar en mitad de la nada se intensifican.
Pasamos por Guillena
Por caminos rurales llegamos a Guillena, el calor era intenso y decidimos comer algo ligero y seguir viaje hacia Castilblanco de los Arroyos.
Salimos de Guillena y nos metimos en otro camino rural, mucho más solitario que el anterior. Las temperaturas subían, el agua de los CamelBak parecía literalmente la de una infusión.
Después de un rato, el camino se metió en la típica zona de cochinos y toros, nos cruzamos con varios ejemplares de distintos tamaños, ninguno nos hizo caso, simplemente nos miraban, supongo que el calor los tenía aletargados.
Más adelante llegamos a las temidas Trialeras de Castilblanco, una zona por donde no se puede pedalear. Nos bajamos y comenzamos a empujar la bicicleta. El calor de la tarde era mucho más intenso. En mitad del sendero encontramos un cartel en varios idiomas que indicaba la cercanía de una fuente con agua fresca. Lo seguimos y llegamos a una zona vallada por el dueño del campo, dentro encontramos la fuente y cargamos botellas y CamelBaks con agua fresca, que nos vino muy bien para afrontar los últimos kilómetros de la etapa.
Llegamos a Castilblanco de los Arroyos
Después de un rato salimos de las trialeras y siguiendo el trazado oficial de la Vía de la Plata seguimos por carretera hasta Castilblanco de los Arroyos.
Llegamos al pueblo y buscamos le albergue de peregrinos, lo encontramos encima del centro Guadalinex.
Estaba abierto pero no había nadie, encontramos un par de mochilas pero el sitio estaba desierto.
Atamos las bicicletas, elegimos dos literas y nos duchamos. Antes de salir llegaron los dueños de las mochilas y un tercer peregrino. Los saludamos y salimos a cenar, nos quedamos muy cerca del albergue, en la travesía del pueblo, frente a la gasolinera, en el Bar El Algabeño, comida de la tierra de excelente calidad.
Después volvimos al albergue y tras charlar un buen rato con los peregrinos disfrutando del fresco de la noche nos fuimos a dormir dando por terminada la primera jornada de nuestra Vía de la Plata en bicicleta.
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