Esta es la crónica de la ruta en bicicleta por Albaricoques y Las Presillas Bajas. Cicloturismo de aventura en el Cabo de Gata (Almería, España).
Salimos «temprano» a pedalear con dirección a Los Albaricoques. Teníamos que hacer unos pocos kilómetros de carretera y desviarnos hacia Las Presillas Bajas. Un pequeño pueblo o aldea cerca de Los Escullos.

Presillas Bajas
Curioso nombre el de Las Presillas Bajas, para llegar al pueblo debimos pedalear unas buenas rampas.
Cruzamos las pocas casas que tenía y llegamos al otro extremo del pueblo. Justo donde comenzaba el sendero SL-A 101 marcado por la Junta de Andalucía.
El SL-A 101 es el cause de un río seco, un terreno poco ciclable. Hay mucha arena suelta y la bicicleta se para. Pero hay que decir que si llevas la cadencia adecuada puedes salvar casi todas sus trampas.
Es un sendero muy entretenido, tiene infinidad de curvas y muchas veces pedaleas entre paredes de piedra. En algunos tramos es posible dejar el sendero original y seguir uno menor. Se encuentra fácilmente, todo el sendero se ha sido marcado con típicos mojones utilizados en los caminos de montaña y senderos de corto o largo recorrido.
El sendero tiene un fin, nosotros debíamos girar a la izquierda con dirección Los Albaricoques, pero «nos emocionamos» siguiendo los mojones y terminamos perdidos en mitad del monte. No llevábamos GPS… y nos dimos cuenta de nuestro error dos horas después.
En mitad del sendero encontramos un Renault 8, es increíble… ¿cómo puede un coche de esas características llegar a ese sitio? este fue el Momento Uncharted, los jugones sabrán entender este último comentario.
Decidimos deshacer nuestros pasos y encontrar la bifurcación… y la encontramos. Giramos entonces por un carril en bajada en muy buen estado, muy bonito por cierto.
Los Albaricoques
Después de unos cuantos kilómetros llegábamos a Los Albaricoques, el pueblo donde hace más de un año paramos cuando hicimos la ruta circular por el Parque Natural Cabo de Gata – Níjar.
Nos sentamos en el set donde se rodó el duelo final de la película La muerte tenía un precio con Clint Eastwood y nos comimos medio plátano.
No nos quedaba tiempo, ahora oscurece muy tarde y nos teníamos que meter en los montes otra vez con dirección Rodalquilar. Llegaríamos a Los Escullos sin luz y decidimos volver por carretera.
Unos 15 kilómetros después veíamos el mar y nos dejábamos caer el camping.
La ruta de hoy ha sido… truncada por el infortunio pero realmente la pasamos muy bien, montar en bici por senderos y «trialeras» siempre es sinónimo de gozo y disfrute.
Mañana más, motaremos en las bicis para llegar a Rodalquilar, la Isleta, etc.
Deja una respuesta