Mi calendario marca el mes de abril pero mi sensación térmica es la de julio. La cuarta etapa de nuestra Ruta de Don Quijote en bicicleta ha sido la más dura hasta el momento.

Es cierto que esta ruta no tiene grandes subidas, ni puertos, vamos… los montes que tenemos que pasar son bastante cómodos… en esta zona abundan las grandes llanuras, algunas veces con cierto desnivel pero… no mucho la verdad. El handicap de esta ruta es el viento y en días como los de hoy, el calor.
Hoy la temperatura nos obligo a mojar los pañuelos y llevarlos debajo del casco… el agua del Camelback era una infusión… Nos recordó mucho a las etapas de Sevilla y Extremadura haciendo la Vía de la Plata.
Las rutas que más me gustan son las que te llevan por sitios donde no hay gente, donde te encuentras solo junto a tu bicicleta… La cuarta etapa de nuestra Ruta de Don Quijote ha sido así… Hemos pedaleado durante horas ni ver a nadie literalmente, ni coches, ni gente. En cambio nos hemos cruzado con muchísimos conejos y liebres, mariposas y un par de víboras.
Pasamos por Pedro Muñoz
Salimos de El Encinar de Haldudo después de desayunar hacia Pedro Muñoz, recordar por favor que ayer no llegamos a entrar en el pueblo, nos quedamos a unos 2 km en mitad del campo.
Cruzamos el pueblo sin problemas, a esas horas no había nadie… Seguimos hacia Las Mesas, un pueblo pequeño pero con mucha actividad relacionada al vino, toda esta zona de La Mancha en realidad se caracteriza por eso… A diferencia de los días anteriores, la gran mayoría de los paisajes eran viñedos.
El tramo desde Pedro Muñoz a Las Mesas lo hicimos por pistas y tardamos unas dos horas y media. En Las Mesas tomamos algo fresco en un bar y seguimos camino hacia Socuéllamos…
Llegamos en hora y media, el calor hacia presencia pero las fuerzas no nos dejaban. Tuvimos que lubricar un poco la transmisión de ambas bicicletas, tanto polvo las reseca y eso no es bueno.
Socuéllamos y Tomelloso
Cuando entramos en Socuéllamos nos sentamos en la plaza de la iglesia a comer un par de manzanas, a esa hora todo el pueblo estaba metido en sus casas escapando del calor.
Sólo quedaba pedalear el último tramo, el más largo… más de 26 kilómetros hasta Tomelloso… los peores la verdad, a esa hora el sol estaba en «su momento», mientras cruzábamos las vides se podían ver los tractores parados y los trabajadores durmiendo debajo o en casillas a la sombra. Alguno levantó el sombrero para ver quien pasaba por el camino, nosotros saludamos con las manos… ellos devolvían el saludo y volvían a dejar caer el sombrero. En esta zona hemos visto muchos inmigrantes de Europa del Este.
Hemos ayer por la noche que esta zona es bastante activa comercialmente hablando… Y se nota en las fincas, los coches, la maquinaria agrícola, etc.
En el último tramo, entre Socuéllamos y Tomelloso hemos visto varios bombos, una construcción rural tradicional concebida especialmente para alojar en ella a pastores y labradores, junto con sus animales de labor y sus aperos o herramientas de labranza. Algunos de estos bombos están abandonados, otros en cambio se mantienen en perfecto estado.
La etapa de hoy ha sido increíble a pesar del calor, pero el momento del día no lo tuvimos sobre la bici… Tuvimos una cena de esas que no se te olvidan. Debo agradecer la sugerencia del sitio a mi amigo Carlos de Córdoba. Dedicaré a dicha cena una nota para explicar los detalles del sitio donde cenamos.
Ahora me van a permitir ir a dormir, que mañana nos esperan varios kilómetros hasta Las Lagunas de Ruidera.
Gracias.
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