La quinta etapa de la Ruta de Don Quijote en bicicleta nos trajo hasta Ruidera desde Tomelloso.
La jornada comenzó como todas, mucho sol, pedaleando entre viñedos, algo de viento… Como decía hace un momento en la nota de voz, cuando me puse a montar los tracks GPS decidí hacer esta etapa más corta, imaginaba que al acercarnos a las Lagunas de Ruidera el terreno cambiaría… y no me equivocaba.

Cuando subía «con la reductora» al parque natural pensaba: «La Mancha es increíble… es completamente llana y esta zona es una verdadera isla».
Después de desayunar salimos de Tomelloso siguiendo el track. Nos cruzamos con muchos ciclistas, nos ha sorprendido la cantidad de chicas… mis compañeros de MTB Málaga estarían contentos de ver la calidad de las féminas que montan en bici por estos lares, se las veía conocedoras del terreno y la técnica. Muchas nos saludaban y deseaban buen viaje.
Las Lagunas de Ruidera
Un rato después empezamos a ver en el horizonte el relieve de montes que nos hacían pensar en el Parque Natural Las Lagunas de Ruidera. De pronto, el camino se convirtió en sendero y comenzamos a subir…
Bajamos hasta una carretera, la cruzamos y nos metimos de lleno en el monte, con el plato pequeño empezamos a subir de verdad, no son montañas ni puertos, pero cuando llevas alforjas y tiene el sol que te cocina desde arriba cualquier subida mediana pasa a ser importante.
Seguimos subiendo y bajando durante 10 kilómetros con unas vistas idílicas… El monte verde en diferentes tonalidades parecía un óleo.
Giramos a la izquierda y comenzamos a bajar, el camino nos llevaba hasta el agua… Después de unos minutos de bajada empezamos a ver el verde esmeralda del pantano… mirad las fotos en Instagram, es realmente bonito.
Los ciclistas habían desaparecido, sólo había algunos pescadores con sus cañas. El camino, como cualquier trazado de costa tenía subidas y bajadas, pero la maravilla que teníamos delante de los ojos hacia olvidar el dolor de las piernas. Valía la pena estar allí y haber sufrido un poco para ver todo aquello en mitad de La Mancha.
Seguimos por el camino y dejamos atrás el pantano… Al rato apareció la primera laguna y paramos a ver el canal del Gran Prior construido por Carlos III en el siglo XVII.
Cascada del Hundimiento
Más adelante paramos a ver la Cascada del Hundimiento, un salto de agua de 15 metros que para muchos es el sitio emblemático del parque natural, yo creo que la perla de este sitio son las vistas del monte y el agua.
Llegamos a Ruidera, pero antes de entrar decidimos hacer un picnic a la sombra, el que hacemos siempre en las etapas más largas y que hoy, al ser una etapa corta hicimos al final.
La jornada de hoy ha sido dura, pero muy agradecida… Los sitios y las vistas que hemos tenido delante hacen olvidar el dolor dejando sólo sitio para el gozo y la satisfacción.
Mañana más, la última etapa hacia Manzanares.
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