Esta es la continuación de la crónica de la segunda etapa de nuestro Cruce Andino en bicicleta. Si todavía no leíste el artículo anterior te sugiero hacerlo.
Nos habíamos quedado en Puerto Frías. Llegamos a ese lugar navegando desde Puerto Alegre en el extremo norte del Lago Frías.

Debíamos llegar a Peulla y para ello teníamos que pedalear 29 kilómetros por carriles y pistas. La dificultad de este camino podrá ser media o alta dependiendo de tu habilidad y experiencia sobre la bicicleta.
Dejamos Puerto Frías pedaleando por un carril que inmediatamente nos metió en un bosque que en realidad parecía una selva. Dentro del mismo había tanta oscuridad que sol no llegaba a secar la humedad y el barro del camino.

Estábamos cruzando La Cordillera de Los Andes en dos bicicletas plegables.
Empezamos a subir, en algún momento tuvimos que bajar al suelo y empujar las bicicletas. Con pendientes pronunciadas y con mucha humedad en el terreno perdíamos tracción.
Durante varios kilómetros pedaleamos por las típicas curvas de herradura. Siempre por la sombra y en completa oscuridad. Durante la subida nos miramos en silencio, en realidad nos estábamos preguntando si podríamos llegar a Peulla a tiempo para tomar el siguiendo barco.

Llegamos al punto más alto y nos paramos a descansar. Acordamos “no matarnos”. La idea era disfrutar la experiencia. Si perdíamos el barco no pasaba nada. En ese caso tendríamos que dormir en Peulla.
Paso Pérez Rosales
Seguimos pedaleando y nos encontramos con el Paso Pérez Rosales. Ese fue otro momento importante. Aunque sabíamos que estábamos cruzando la cordillera de Argentina a Chile, en ese momento, tomamos consciencia. Estábamos pedaleando por un paso de frontera activo desde el año 1970.
¡Estábamos entrando en Chile!
Seguimos pedaleando y el carril comenzó a bajar. Seguíamos a la sombra pero sin barro, el camino de tierra se convirtió en una pista con muchas piedras sueltas. Las bicis plegables se portaron bien pero sufrieron. Con la velocidad algunas piedras se levantaban y pegaban contra el cuadro. En ese momento no lo sabíamos pero al llevar a Peulla nos dimos cuenta que Yolanda había roto una de sus cubiertas. Por suerte llevábamos una Schwalbe Marathon nueva de repuesto.

En una de las curvas nos encontramos con una imagen muy especial. Teníamos delante las nieves del Cerro Tronador, también llamado Monte Tronador.
Bajamos un poco más hasta llegar a un estrecho valle, luego giramos a la derecha por un camino en mejor estado. Nos encontramos un cartel que indicaba la proximidad de un control de Carabineros. Cuando llegamos nos encontramos una pequeña cabaña con barreras y una antena parabólica. El lugar estaba en completo silencio. Desde es lugar también se podía ver el Cerro Tronador. Yolanda hizo un poco de ruido con las palmas y unos segundos después salió a nuestro encuentro un hombre de uniforme, no podría identificar su rango.

Después de saludarnos y de mirar con sorpresa nuestras bicis plegables no pidió con amabilidad nuestra documentación. Después de registrar nuestro paso nos devolvió los pasaportes y nos quedamos hablando y comentando la bella e interesante experiencia que era vivir en ese lugar durante 3 meses en completa soledad. Finalmente nos saludó deseándonos buen viaje.
Nos subimos a las bicicletas y continuamos viaje hacia Peulla. Todavía estábamos a tiempo para subirnos al último barco del Cruce Andino.
Estábamos recorriendo una zona increíble. Seguíamos pedaleando por el mismo valle que unos kilómetros más adelante se iba a convertir en el Río Peulla. Lo teníamos a nuestra izquierda pero un rato después cruzando un puente lo dejamos a nuestra derecha.
En ese lugar con toda la inmensidad que rodeaba sentimos por primera vez que estábamos cruzando La Cordillera de Los Andes. A nuestro alrededor sólo teníamos montañas. Pequeños y diminutos seguíamos pedaleando por el camino de ripio. El momento National Geographic lo tuvimos cuando nos empezamos a seguir dos cóndores. Estaban tan cerca y a tan poca altura que en más de una oportunidad generaron «una sombra» a nuestro lado que nos dejó un poco tensos.

Más adelante nos alejamos un poco del río. El mismo camino, ahora en mejor estado, nos dejó en mitad de un campo «idílico», muy parecido al que encontramos alguna vez en Baviera (Alemania).
Encontramos un par de granjas que tuvimos que bordear siempre por el mismo camino. Cuando las dejamos atrás nos encontramos con una imagen esperada. Muy a lo lejos se podía ver Peulla y su derecha el Lago Todos los Santos.
Peulla
Miramos el reloj, sólo teníamos 10 minutos para llegar al barco. Podríamos haber hecho un sprint pero era inútil. Todavía debíamos hacer trámites en la Oficina de Aduanas de Peulla.
Entonces nos relajamos, decidimos recorrer esos últimos kilómetros paseando. Ya encontraríamos un lugar para dormir. El barco lo podríamos tomar al día siguiente.

Entramos en Peulla, un pequeño pueblo lacustre con poco más de 100 habitantes ubicando en la provincia de Llanquihue dentro del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales.
Pasamos unas barreras y nos encontramos con el control aduanero. En la puerta el personal de Cruce Andino había dejado nuestras alforjas. Las montamos en las bicicletas y entramos para hacer los trámites. Los funcionarios nos estaban esperando.
Salimos y buscamos la Oficina del Guardaparque, sabíamos que allí mismo podíamos acampar. La encontramos cerrada.

Habíamos perdido el barco y era temprano, faltaba poco para el mediodía. Teníamos que buscar un sitio para dormir y -si era posible- darnos una ducha.
Sobre todo lo que ocurrió en Peulla hablaremos en el próximo artículo dedicado a nuestro Cruce Andino en bicicleta plegable.

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Muchas gracias.
Hola, queremos hacer el cruce ida y vuelta desde Bariloche en un mes aproximadamente. Pensábamos hacerlo en 3 dias y dos noches durmiendo la primer noche en Ensenada y la segunda ya volviendo en Peulla como para tener margen de tiempo para hacer el tramo Peulla – Pto. Frias, que es el de mayor desnivel con más margen de tiempo. Pensábamos llevar un equipaje mínimo que podamos cargar en la bici o preguntar en Turisur si los micros que hacen los tramos terrestres nos lo pueden transportar. Tienen alguna recomendación para hacernos? Desde ya muchas gracias.
Julian y Silvana ante todo gracias por dejar vuestra inquietud. La idea de llevar poco equipaje -si el clima lo permite- siempre es la mejor desde nuestro punto de vista. Turisur te puede llevar el equipaje de Peulla a Pto. Frias, a nosotros nos lo han ofrecido.
Hola , deseo hacer el camino , quisiera saber si el camino tiene mucha subida o q nivel de subida tiene
Precipicios?