Decidimos recorrer Cazorla en bicicleta por dos razones. Primero porque siempre nos gusta volver a esta bella zona de la provincia de Jaén. Y segundo, porque estamos organizando nuestro primer viaje en bicicleta plegable por Patagonia, un doble cruce de los Andes, entre Argentina y Chile.
Utilizamos bicis plegables desde hace sólo un par de meses pero nunca hemos viajado con bicicletas rodado 20. Además en el viaje por Sudamérica vamos a implementar otra novedad, la tienda de campaña y el camping organizado o camping libre (o agreste).

Para prepararnos haremos un viaje de cicloturismo durante 6 días por la Sierra de Cazorla. Lo haremos para experimentar: el pedaleo diario de 6 a 8 horas, el llegar a destino, montar la tienda, etc.
Este tipo de viajes los hacíamos a comienzos de los años 90. Pero después «nos hicimos más cómodos» y optamos por dormir en hoteles, hostales, albergues, etc.
El viaje por Patagonia nos obliga a llevar tienda, sacos de dormir, esterillas aislantes, hornillo, etc. Toda la parafernalia de la que debes disponer cuando viajas con «la casa en la parte trasera de tu bicicleta».
Este cambio en nuestro modo de viajar nos permitirá hacer otro tipo de rutas. Lo bueno de viajar con tienda es que haces un viaje con mucha más libertad. Si una mañana empiezas a pedalear con la idea de llegar a un destino concreto tienes la «obligación» de hacerlo. Si llegaras a tener un desperfecto mecánico o coger una «pájara» debes llegar a destino.
En cambio si llevas tu tienda y demás herramientas para parar y dormir en cualquier lugar esa sensación de cumplir una orden desaparece. Si por alguna razón no deseas seguir pedaleando, tienes toda la libertad de buscar un sitio donde poder dormir. Por ejemplo una zona de camping libre. O como me ha pasado algunas veces, al costado de la carretera (sin molestar a nadie claro) o debajo de un pino, como varias veces dormí haciendo los Caminos de Santiago.
Parque natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas
El viaje por Cazorla será una ruta circular por carreteras secundarias por el Parque natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Serán 6 etapas de entre 35 y 60 km aprox.
Elegimos esta zona para hacer la prueba por que «se parece» a parte del camino que haremos por Patagonia. Muchos kilómetros de sube y baja con zonas de sombra, noches frescas de camping, etc. Sabemos muy bien que no es lo mismo, pero será una experiencia similar en algunos aspectos.
Cicloturismo en Cazorla
Después de tres cañas y un par de platos impresionantes, me siento a escribir. Estamos en Cazorla.
Llegamos a las 19:30 hs. con mucho calor, buscamos el hotel, descargamos las alforjas y las dos bicicletas. Entramos a la recepción del hotel con las bicis plegadas y las dos chicas que trabajaban allí las miraron algo extrañadas. No dijeron nada, sólo miraban las bicis plegadas como si fueran ETs.

El hotel es bastante simple y espartano, perfecto para pasar la noche y salir por la mañana con las bicis montadas, directo a la entrada del parque natural. Hemos tenido suerte, el hotel se encuentra en la parte alta del pueblo. Mañana tenemos que pedalear unas pocas calles en llano para empezar la ruta, de este modo evitamos las calles en rampa de Cazorla.
Después de acomodar todos los bultos, nos dimos una ducha y salimos a cenar. Antes preguntamos a una de las chicas del hotel por algún sitio típico, nos recomendó visitar el Mesón Don Chema. El lugar nos pareció increíble, la cocina «de la tierra» es inmejorable y la atención impecable.
Después de la cena anduvimos un poco por el pueblo, mucho turismo. Pero no importa, a partir de mañana nos metemos en plena naturaleza y la cantidad de gente será mucho menor.
La verdad es que estoy cansado, me daré otra ducha helada antes de irme a dormir, uno de los pequeños placeres que disfruto todo el año. El agua de Cazorla es diferente, y se nota muchísimo.
Mañana será un día grande, la primera etapa en una ruta en bicicleta plegable con alforjas.
Coto Ríos
Estoy en el «quincho» del camping Llanos de Arance.
Hoy por la mañana salimos de Cazorla a buena hora pero tuve un pequeño problema con la rueda trasera de mi Tern Link P24h, algún fallo en la válvula de la cámara me «dejó sin aire».

Pedaleamos algo más de 40 kilómetros por la carretera A-319 o Carretera de la Sierra, como le dicen los vecinos de Cazorla.
Nos ha sorprendido la cantidad de coches con turistas de esos que duermen en un sólo sitio, que cada día cogen el coche para conocer un lugar determinado y terminan la jornada probando la comida típica del lugar. No nos cruzamos con ninguna bici viajera, sólo algunos pocos ciclistas haciendo rutas cortas.
La salida de Cazorla ha sido intensa, comenzaron las cuestas desde el momento mismo de empezar a pedalear.
Tras subir unos 10 kilómetros empezamos a bajar otros 8 o 9. La experiencia de bajar una bici plegable es «curiosa». La sensación es la de inestabilidad, la bici plegable flexa un poco cuando se lanza en las bajadas y más cuando lleva peso.
De todos modos, las dos bicis Tern se han portado muy bien. Las 24 velocidades podría decir que sobran. La transmisión no es igual a la de una bicicleta MTB o de viaje, pero responde de manera más que aceptable.
Camping Llanos de Arance
Al llegar a Coto Ríos vimos el camping La Chopera y no hizo falta decir nada. No nos gustó la pinta y se me ocurrió preguntar a una camarero de la zona. ¿Cuál es el mejor camping de aquí? Me dijo que hiciéramos un kilómetro más para encontrar el camping Llanos de Arance. No se equivocaba, este camping es muchísimo más bonito, tranquilo y organizado.
Al llegar elegimos una parcela y montamos por primera vez la tienda. Todo un éxito por cierto, gracias a Yolanda (hay que decirlo), porque yo estoy muy mal acostumbrado y no me acordaba absolutamente nada del tema.
Tras una ducha helada, más fría que la de Cazorla, descansamos un rato he hicimos tiempo para la cena.
Llegó el momento de pasar otra prueba, volver a usar un hornillo MSR como en los años 90. Estos cocinas de viaje funcionan con cualquier tipo de combustible, son ligeras, pequeñas y muy potentes. Nuestra cena fue una fideuá con gambas, un pedacito de pan, agua y listo, ha salido perfecta.
Por el momento nada más que contar. Estamos muy bien y con muchas ganas de seguir viajando. En un rato nos iremos a dormir, yo me daré la cuarta ducha helada del día, el placer de los dioses y de los Esenios.
Por cierto, espero que los jabalíes que andan sueltos por el camping no vengan a visitarnos durante la noche. Mañana nos esperan otros 40 kilómetros, con un gran final en alto, será interesante.
El Robledo
Estamos en el Camping El Robledo. Hace unos minutos salimos de la piscina, antes nos duchamos y lavamos la ropa que utilizamos durante el día.
La tienda fue lo primero que montamos. El tiempo en montarla fue muchísimo menor que el utilizamos la jornada anterior en Coto Ríos. Hoy cada uno de nosotros sabía lo que tenía que hacer con las partes de la tienda.

Por la mañana nos despertamos y desmontamos la tienda. Desayunamos dentro del camping y salimos a la ruta. La primera mitad del camino fuimos bordeando el embalse El Tranco. Las vistas espectaculares, idílicas por momentos. El relieve es un sube y baja constante que rompe las piernas de los ciclistas.
La otra dificultad ha sido el calor. La temperatura subió varios grados y pedaleando se nota muchísimo. Como siempre acostumbramos fuimos parando para mojarnos el pañuelo que llevamos debajo del casco. Se agradece meter la cabeza debajo del chorro de agua fresca, es como un bálsamo que «levanta al muerto».
Pasamos por varios pueblos pequeños. Los más importantes fueron Cortijos Nuevos, Cañada Morales, El Ojuelo y El Robledo.
El camping se encuentra al final de la travesía del pueblo, que «Muere arriba… en el monte!», como me dijo un vecino al que le pregunté cuando la subida me parecía interminable.
Las bicicletas han respondido bien otra vez, la carga de las alforjas y los racks iban mejor organizados, eso hizo que el pedaleo sea más cómodo.
Aunque no hemos salido del parque natural, el paisaje ha cambiado un poco y la gente también. Ahora vemos menos turistas y más gente que vive y trabaja en el campo, sinceramente lo prefiero.

Camping El Robledo
El camping El Robledo es más chico que el de ayer y muchísimo más tranquilo, completamente recomendable para estar en mitad del monte y desconectar. Tiene buenos servicios y la distribución de parcelas es muy buena. Son algo más pequeñas que las normales pero al estar montadas «en terrazas» la intimidad se nota muchísimo más que en otros campings. Ha recibido un par de premios reconociendo el respeto al medio ambiente y su filosofía ecológica.
Hoy el camino olía a aceituna, hemos cruzado varias almazaras que reparten por todo el valle el típico olor a oliva procesada. Ha sido una etapa muy bonita, variada en cuanto a paisajes y relieve. Y dura en todo momento, el parque natural es un sitio donde no hay llanos.
Por cierto, a partir de hoy intentaré publicar menos contenido durante el día cuidando las baterías de los teléfonos y el iPad. De todos modos estoy haciendo fotos y grabando notas de voz que publicaré al volver a casa. Estoy pensando en comprar algún sistema de carga solar, pero no encuentro nada que me convenza. Se aceptan las sugerencias de los lectores del blog.
Nada más por ahora, mañana llegaremos a Siles, pasando por dos o tres pueblos «en alto». El relieve de la etapa promete ser «importante».
Siles
Salimos del camping de El Robledo temprano, la temperatura era «fresquita», se nota cuando el sol todavía está al otro lado de los montes.
El bar del camping estaba cerrado, no pudimos desayunar antes de empezar la etapa como siempre acostumbramos. En El Robledo sólo vimos un bar abierto que no tenía pan, sólo pudimos tomar una infusión y dulces típicos hechos por la dueña del bar.

Después del «desayuno» bajamos hasta El Ojuelo. Cargamos los bidones de las bicis en la fuente que nos salvó la vida la jornada anterior y seguimos pedaleando cruzando el pueblo por la travesía. Antes de salir compramos un bollo de pan en un obrador. No había ni mostrador, nos atendió el panadero desde el mismo sitio donde hace el pan, bonita y pintoresca escena que me trajo recuerdos de mi querido Alcaudete.
Salimos del pueblo pedaleando por un camino secundario que nos dejaría en Orcera.
El calor a las 10:30 de la mañana era insoportable, nos mojábamos los pañuelos que llevamos debajo del casco cada 30 minutos.
En el paisaje de esta zona del parque natural predominan los olivos y las huertas, aprovechando el agua que brota y corre por todos lados. De esto me ha llamado la atención algo, toda la zona se caracteriza por el agua y sus propiedades y en todos lados hay carteles típicos de… «Cuide el agua por favor!». Sin embargo la gente del lugar no la cuida en absoluto. Es cierto que no hay que generalizar pero en los días que llevo pedaleando por la zona sólo he visto a la gente del lugar utilizar mal el agua; todavía tenemos mucho que aprender.
Orcera
La subida a Orcera ha sido dura, olivos por todos lados y muchísimo calor. Al llegar al pueblo apareció un niño en plan Manolito Gafotas sobre una bici. Le preguntamos por un bar y nos dice «Síganme!». Lo seguimos por una cuesta con una rampa durísima, unos metros más arriba aparecía el bar. Antes de irse nos dijo: «Yo tengo una bici mejor, con ruedas más grandes!».
Desayunamos muy bien, las tostadas que ponen en esta zona de Andalucía son gigantes.
Después de un rato continuamos la etapa, teníamos dos opciones, subir a un pueblo llamado Benatae o coger carretera. La primera opción era más corta pero mucho más dura, las cuestas de Benatae son importantes. Decidimos entonces ir por el otro lado, hacer más kilómetros pero con cuestas más relajadas.

Camping Río Los Molinos
A eso de las 15:00 hs. llegamos a la entrada de Siles. No teníamos que entrar en el pueblo, sino girar hacia el lado contrario para hacer aproximadamente 2 kilómetros hasta el camping Río Los Molinos.
El camping estaba prácticamente vacío. Sólo estábamos nosotros dos, un matrimonio en una caravana y un chico que estaba haciendo el GR-247 a pie.

Montamos la tienda y descansamos un rato. Despertamos más tarde con truenos y rayos en el cielo. No se podía hacer mucho, sólo descansar y esperar el momento de la cena.
El camping estaba en completo silencio, me senté entonces a escuchar un podcast en mitad del monte. Ese momento ha sido «un viaje», el cielo casi negro, relámpagos y truenos y en los cascos un podcast. Es bueno disfrutar de cosas simples y majestuosas al mismo tiempo.
A la hora de cenar, encendimos el MSR y preparamos arroz con setas, buenísimo por cierto. Durante la noche no he podido descansar. Una pareja de perros utilizó nuestras bicicletas como «nidito de amor». He salido de la tienda tres veces para intentar que se vayan, una tarea imposible por cierto.
A la mañana nos esperaba la etapa más dura y más bonita de la ruta circular por Cazorla. La subida al camping Garrote Gordo.
Garrote Gordo
Cuando despertamos temprano no llovía, el sol aparecía detrás del monte y la temperatura comenzaba a ser agradable. No pude dormir bien y tenía la sensación de no haber descansado. Los «perros amantes» no dejaron de hacer ruido en toda la noche.

Desayunamos en el bar del camping y comenzamos a pedalear. A los 10 metros sentí las piernas completamente flojas. La etapa no pintaba bien para mi. Yolanda en cambio iba por delante con esfuerzo pero sin problemas.
El camino se hacía cada vez más estrecho, pero lo peor estaba más adelante. Seguimos pedaleando y comenzaron las típicas curvas escalonadas siempre utilizadas para subir montes. Hasta llegar a ese sitio pude pedalear sin fuerzas y cuando llegaron las primeras rampas cogí la bici por el manillar y comencé a andar, estaba fundido, pero no quieto.
Yolanda pedaleaba sin problemas por delante, pero se puso a andar para no dejarme muy atrás. Generalmente vamos con mucha distancia entre las bicis, pero si uno anda y otro pedalea esta diferencia se hace demasiado grande.

De a ratos me montaba en la bicicleta, pedaleaba unos minutos y me bajaba otra vez. Así lo hice durante un buen rato hasta que vimos un cartel que marcaba un camping a 2 kilómetros. Nos miramos y dijimos «vamos a parar para tomar algo!».
Llegamos a «la entrada» del camping, en realidad no lo era. Sólo había un carril que bajaba y se perdía en el monte. En mi estado bajarlo con la bici para después subirlo me pareció una locura. Entonces le propuse a Yolanda que me espere. Yo bajaría al camping andando para comprar cosas, «ese cambio de chip mental» me ayudaría a salir de la pájara en la que estaba medito desde la mañana.
Cuando empecé a bajar el carril me alegré de no haberlo hecho con las bicicletas cargadas. La pendiente era tan grande que me resultaba difícil andar hacia abajo, subir mucho más.
Un kilómetro después llegué al camping, estaba desolado. El cartel que vimos en la carretera no decía la verdad, en realidad de 2 kilómetros eran 3. En el camping las caravanas estaban cerradas, sin coches. De todos modos como ya había bajado entré. Seguí los carteles hasta el mercado y al entrar no había nadie. Tampoco había productos que comprar, podéis ver la foto que hice. Dije dos o tres veces «¡Buenos días!» hasta que una chica con una escoba en la mano salió y me preguntó: «¿Deseas comprar algo?» Le respondí que si y me dijo: «Voy a buscar a mi compañera que está durmiendo.».

Unos minutos después apareció la otra chica con cara de dormida. Compré lo que pude. Un pan Bimbo, una lata de sardinas, 12 lonchas de queso de barra y algunas latas de Aquarius.
Después de un rato volvía a la carretera. Yolanda me esperaba sentada a la sombra, debajo de un árbol. Como dije hace un momento, la pausa de una hora me ayudó a recuperar fuerzas. Improvisamos unos sandwiches y nos sentamos a comer.
Con las pilas cargadas (especialmente yo) seguimos camino, mejor dicho… seguimos subiendo. Las piernas me volvían a responder.

Mientras pedaleaba miraba el paisaje, las subidas y las curvas que no dejaban de aparecer y pensaba: «esta es la etapa más dura y al mismo tiempo la más bonita». Una vez más comprobé que donde no se asienta el hombre siempre hay más belleza. Esa zona de Cazorla es la menos explotada y la más espectacular. Además, no había coches, el silencio era impresionante.
Después de un par de horas dejamos de subir, llegamos a un collado y empezamos a bajar, el camino era espectacular. Calculamos la hora y pensamos en almorzar. Para luego llegar al camping y ocuparnos sólo de montar la tienda, bañarnos y descansar.

Acampada libre Los Negros
Paramos a comer en una zona de acampada libre de la Junta de Andalucía llamada Los Negros. El sitio perfectamente montado era ideal para descansar un rato. No había nadie, sólo estábamos nosotros. Nos sentamos en una mesa, sacamos el resto de víveres y preparamos el almuerzo.

Cuando terminamos nos montamos en las bicis y seguimos camino hacia Garrote Gordo. No hizo falta pedalear sólo bajamos hasta llegar al camping, esos kilómetros fueron un paseo.
Garrote Gordo es el camping más bonito del parque natural. No tiene todos los servicios de los otros campings, pero para mi gusto es el más adecuado para desconectar. Había gente, pero no mucha, todos en silencio, prácticamente no había niños. Allí recordé mis años de camping. Mejor dicho «de mochilero». La gente que viaja con una mochila sin rumbo fijo es la que más me gusta y en Garrote Gordo había mucha de esa gente.

Hasta el dueño del camping era especial. Huerta orgánica, infusiones naturales preparadas en el momento, licores de frutas y flores… todo, todo natural.
Montamos la tienda y nos duchamos. El camping de Garrote Gordo no tiene piscina pero te puedes bañar en una poza del Río Madera. ¡Qué placer! Nos quedamos sentados con los pies en el agua durante más de una hora.
Después de cenar nos fuimos a dormir. La noche en Garrote Gordo fue la que más disfruté. Pude descansar muchísimo para coger fuerzas para la etapa siguiente. Un tramo que comenzaría con una subida importante de casi 20 kilómetros.
Hornos
Despertamos y desayunamos en el bar del camping. Saludamos al personal y nos montamos en las bicicletas. Dejamos Garrote Gordo subiendo hacia la carretera JF-7038. Salimos y giramos a la derecha pedaleando por el camino por donde llegamos el día anterior.

Seguimos subiendo verdaderas rampas durante aproximadamente 5 kilómetros por la JF-7038, siempre con el Río Madera a nuestra derecha.
Giramos a la izquierda por la JF-7039, por ella subimos otros 5 kilómetros más hasta llegar a un cruce de caminos. Justo en ese momento recibí una llamada de mi contable. Paramos y le atendí desde “esa oficina” tan particular.
Terminada la llamada miramos el track del GPS para recordar la dirección que debíamos tomar. Seguimos por la A-317a con dirección a Hornos. A partir de ese momento empezamos a bajar. Sólo nos íbamos a encontrar hasta terminar la etapa con unos pocos repechos muy fáciles de subir.

Llegamos a Hornos, un pueblo muy bonito con vistas hacia el Pantano del Tranco. Paramos y compramos algo de pan y embutidos para preparar un tentempié. Lo tomamos con gusto en el mirador del pueblo.
Dejamos Hornos esta vez por la A-317 y unos kilómetros después giramos a la izquierda por la A-319, y seguimos bajando.
Cañada Morales
Pasamos por Cañada Morales, un lugar por donde pasamos unos días antes cuando recorríamos la segunda etapa de esta ruta en bici por Cazorla. Alguna vez tendremos que hablar de los tomates ecológicos que probamos allí.
En ese punto de la ruta pedaleábamos con el Pantano del Tranco a nuestra izquierda. Estábamos deshaciendo camino, la ruta circular comenzaba a terminar.

Por la A-319 cruzamos el Arroyo de Montillana y unos kilómetros más adelante nos encontramos con un camping del mismo nombre: Camping Montillana.
Camping Montillana
Las instalaciones del camping estaban muy bien. Prácticamente no había gente. Montamos la tienda en nuestra parcela y cenamos en el bar. Al volver y justo antes de dormir decidimos cambiar la tienda de sitio. La montamos bajo un alero, unas extrañas nubes hacían acto de presencia. Nubes que nos iban a regalar a la mañana siguiendo una última etapa larga, dura y pasada por agua.
Durante esta quinta etapa recorrimos algo más de 36 kilómetros, los 10 primeros de mucha cuesta.
Fin del viaje por Cazorla
Con estas palabras comienza la crónica de la última etapa de nuestro viaje por la Sierra de Cazorla en bicicleta con alforjas.
La lluvia nos despertó temprano en el Camping Montillana. Cuando nos fuimos a dormir lo suponíamos, las nubes amenazantes soltaron agua durante toda la noche. El alero que nos resguardaba hizo su trabajo a medias. Nosotros no nos mojamos pero cuando salimos de la tienda comprobamos que por fuera estaba completamente mojada. Seguía lloviendo y no podíamos esperar para secarla con el sol que nunca iba a llegar. Decidimos desmontarla y guardarla como estaba, ya tendríamos tiempo de limpiarla y dejarla en buenas condiciones.

Con todo recogido nos fuimos al bar del camping para desayunar. Pagamos, nos hicimos una foto y salimos pedaleando por la A-319 para recorrer la última etapa de esta ruta en bicicleta por Cazorla.
Como otras veces nos dejamos caer, el trazado de la carretera iba en bajada. Los frenos de las dos Tern Link P24h iban a pasar la prueba del agua. Esa mañana decidí que en algún momento cambiaría los frenos en ambas bicicletas y así lo hice unos meses después.
Durante toda la etapa pasamos por zonas de acampada controlada: La Huerta Vieja, el Área Recreativa Los Rodeos y Los Brígidos.
Embalse de El Tranco de Beas
Llegamos a El Tranco, la pequeña localidad que le da nombre al pantano que durante gran parte de la etapa tuvimos a nuestra izquierda.
Cruzamos la presa de 93 metros de alto y unos metros más adelante el Río Guadalquivir.
El relieve del camino no dejaba de subir y bajar. El pavimento estaba en perfecto estado y la lluvia que no paraba lo había brillar. El lugar, las vistas hacia el pantano y «la épica» de la etapa nos había olvidar el esfuerzo que estábamos haciendo.

Ruta Félix Rodríguez de la Fuente
Siempre por la A-319 y durante muchos kilómetros seguimos la Ruta Félix Rodríguez de la Fuente. Esta ruta con varios miradores y señalizada con mojones de roca caliza recorre casi 20 kilómetros por la orilla del pantano. Es el camino que realizó el famoso realizador español de documentales para radio y televisión. Allí rodó algunas de las secuencias de la mítica serie “El Hombre y la Tierra”.
Seguimos pedaleando varios kilómetros por toboganes, siempre bajo la lluvia.
Cervus elphus, el ciervo de Cazorla
Pasamos por el Parque Cinegético Collado del Almendral, un centro de fauna silvestre con animales en semilibertad. Allí ocurrió algo muy curioso. Paramos un momento para cargar los bidones con agua de una fuente. Yolanda se quedó con las bicicletas.
Me agaché junto a la fuente para recoger agua. Todo estaba en completo silencio, no había coches, no había gente, sólo lluvia y nosotros dos. Cuando llené ambos bidones me incorporé y giré sobre mi eje. Me quedé petrificado. Ante mis ojos a menos de un metro, había un ciervo mirándome fijamente. No sabía qué hacer, no quería moverme. El animal era más alto que yo. En silencio comencé a moverme hacia un lateral. El ciervo hizo dos pasos y se puso a beber de la fuente. Respiré aliviado y volví con Yolanda que se reía en silencio mirando en mi cara el terror que comenzaba a desaparecer.
Río Guadalquivir
Seguimos viaje y poco a poco el pantano se fue convirtiendo otra vez en el Río Guadalquivir. Quiero recordar que este río, el más importante de Andalucía, nace en la Sierra de Cazorla y desemboca en el océano Atlántico, en Almonte (Huelva) y Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
Unos kilómetros más adelante dejó de llover. Nos quitamos la ropa de agua y quietos en mitad del camino disfrutamos durante unos minutos del sol en nuestra cara.

Nos acercábamos Coto Ríos. Paramos en el Camping Fuente de La Pascuala para utilizar el WC. Más adelante pasamos por el Camping los Llanos de Arance, el lugar donde dormimos después de hacer la primera etapa de la ruta.
Arroyo Frío
El frío y el agua de la mañana despertó nuestro apetito. Era hora de almorzar y paramos en Arroyo Frío para comer. Allí estuvimos casi una hora.
Terminamos y con cierta dificultad seguimos pedaleando el último tirón de la etapa.
Mirador del Puerto de las Palomas
Los toboganes quedaron atrás. Delante nuestro comenzaba una subida larga hasta el Mirador del Puerto de las Palomas, entrada y salida a la Sierra de Cazorla.
A buen ritmo de molinillo afrontamos las cuestas y las curvas de herradura. Con el sol las vistas eran todavía más espectaculares. Nuestra ruta circular por Cazorla terminaba de la mejor manera posible.
Llegamos al puerto y paramos unos minutos en el mirador.
Agradeciendo nos montamos en las bicis otra vez. Nos quedaban por delante unos 15 kilómetros de bajada para llegar a Cazorla.

Pasamos rápido por dos pueblos, Burunchel y La Iruela.
Un rato más tarde entramos en Cazorla y buscamos la calle del hotel donde íbamos a dormir antes de volver a casa. Nuestra ruta en bici plegable por Cazorla había terminado. La prueba y la experiencia fueron muy satisfactorias.
Mapas y tracks GPS de la ruta circular
A continuación comparto los mapas y el recorrido de esta ruta de 6 días por la Sierra de Cazorla.
He creado en Wikiloc tracks GPS para cada una de las etapas. Aunque el viaje no tiene pérdida, porque fuimos casi siempre por carreteras secundarias, quería tener referencias de distancia, relieve, etc.
De Cazorla a Coto-Ríos (Etapa nº 1)
Salimos de Cazorla y empezamos a subir una cota de 935 metros para bajar y luego subir otra más importante de 1234 metros. Tras esas dos subidas empezaremos a bajar para luego terminar en llano con algunos repechos.
De Coto-Ríos a El Robledo (Etapa nº 2)
La segunda etapa comienza con mucho sube y baja y bordea el embalse para terminar en alto, a unos 898 metros.
De El Robledo a Siles (Etapa nº 3)
Otra etapa con mucho relieve que pasa por muchos pueblos hasta llegar a Siles.
De Siles y al Camping Garrote Gordo (Etapa nº 4)
Como dije antes la etapa más bonita de todo el viaje.
Desde el Camping Garrote Gordo al Camping Montillana (Etapa nº 5)
Aunque empezó con una subida intensa la mayor parte de la etapa la hicimos bajando o recorriendo muchas zonas llanas.
Desde el Camping Montillana a Cazorla (Etapa nº 6)
La etapa final con «un gran final», empezamos en llano con sube y baja para terminar subiendo el pico que hicimos el primer día, tras esa subida, bajaremos a Cazorla.
En cada uno de los mapas se pueden ver más detalles de la ruta. Puedes descargar los tracks GPS en nuestra cuenta de Wikiloc para utilizarlo en vuestros dispositivos.
Para terminar me gustaría compartir las siguientes palabras.
Montar en bicicleta por el Parque natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas es una experiencia difícil de olvidar. Si deseas recorrer la zona con tu bicicleta adelante. Nuestra recomendación es la de siempre: si puedes visita Cazorla lejos de las fechas clásicas, huye del turismo masivo.
Si necesitas preguntar algo sobre este viaje por favor, deja un comentario o ponte en contacto.
Muchas gracias.
Hola. soy Tony. disfrute de vuestro blog y viaje por Cazorla, lastima que no habéis puesto los precios de los campings. Es util pasar esas informaciones. A proposito: ¿cuando habéis echo este viaje? mi esposa y yo tenemos tambien unas plegables que usamos en varios viajes. nos encanta España y nos gustaría darnos una vuelta por Cazorla. gracias por compartir y «adelante hasta que el cuerpo aguante» saludos. annie y tony.
Toda la ruta es por carretera. O sea… se puede hacer en bici de carretera?
Saludos
Si, este track lo puedes hacer en bici de carretera David.